1. Acumulación de sedimentos: Con el tiempo, minerales y otros sedimentos pueden acumularse en el interior de las tuberías, especialmente en aquellas que transportan agua dura. Esto puede provocar una reducción gradual del diámetro interno y, en última instancia, obstrucciones parciales o totales.

2. Depósitos de grasas y aceites: En sistemas de saneamiento y alcantarillado, las grasas y aceites pueden solidificarse y adherirse a las paredes de las tuberías, lo que reduce el flujo y puede bloquear el paso del agua y otros residuos.

3. Residuos sólidos: Objetos extraños, como toallitas húmedas, pañales, papel, cabello, restos de alimentos, juguetes pequeños, entre otros, pueden ser arrojados por el desagüe y acumularse en la tubería, formando obstrucciones.

4. Obstrucción por productos químicos: El uso inadecuado o excesivo de productos químicos como detergentes, disolventes o productos de limpieza, puede provocar la formación de tapones.

5. Raíces de árboles

6. Corrosión y desgaste

7. Mal diseño o instalación

8. Congelamiento